El protagonista está recordando cómo bailaba solo en el vestuario antes de que alguien lo viera, soñando con bailar y sintiéndose lleno de emoción. Recuerda cómo la gente le decía que no debía soñar con tanta frecuencia y que debía encajar de forma normal, pero él no hizo caso. A pesar de enfrentar críticas y negatividad, nunca abandonó sus sueños y no guardó rencor. Anima a su pareja a unirse a él en el baile y a no verse afectado por insultos o violencia, recordándole que todos están actuando en un escenario. A pesar de saber que intentan complacer a los demás, anima a su pareja a no dejar que eso le afecte y a abrazar su propio orgullo.