El protagonista se siente afortunado de despertar junto a su pareja y la ve como una fuente de alegría y esperanza en su vida. Reflexiona sobre la idea de que alguien se equivocó en el mundo y se pregunta si eso es lo que hace un salvador. También imagina llevar el alma de su pareja a un lugar especial y valorar su recuerdo. En última instancia, se da cuenta de que es un niño feliz y no tiene que pasar por ciertas experiencias nuevamente, pero tiene la opción de hacerlo si así lo desea. Cree que la muerte no es real y encuentra consuelo en la belleza de la naturaleza.