La canción habla de un río llamado La Maritza que la protagonista considera como propio, al igual que su pareja considera al río Sena como suyo. Sin embargo, solo su padre recuerda esto ahora. En su infancia, no le quedaba mucho, solo un pequeño estribillo del pasado. Los pájaros en su río cantaban sobre la libertad, pero ella no lo entendía en ese momento. Cuando las cosas se volvieron demasiado difíciles, los pájaros volaron lejos por los caminos de la esperanza, y ella los siguió hasta París. Pero ahora, no queda nada de sus primeros diez años, excepto el canto de su padre en su memoria.