La letra describe una situación en la que el protagonista está pasando por un momento frío y difícil, simbolizado por una noche fría de primavera y la pérdida de color y vida en la naturaleza. También está en una relación controladora y sofocante, donde su pareja lo sostiene firmemente. Sin embargo, llega un punto de quiebre en el que el protagonista se da cuenta de que ya no puede ser retenido, y al igual que un río rompiendo presas, quiere liberarse y comenzar de nuevo. En última instancia, la letra transmite el mensaje de que la naturaleza es poderosa e imparable, y que a veces necesitamos soltar y dejar que la naturaleza siga su curso.