El protagonista habla de cómo ha comenzado la temporada de campañas políticas y de cómo la ciudad está llena de carteles, anuncios y debates. Sin embargo, siente que todo esto es solo un espectáculo para engañar a la gente; los políticos tienen malas intenciones ocultas tras sus falsas sonrisas. Siente que la democracia actual es inútil porque la gente solo puede elegir entre blanco o negro cada cuatro años, y nadie puede representarlo a él. Piensa que el sistema solo favorece a los grandes jugadores y las personas comunes como él no tienen voz. El coro repite que a él no le importa la elección porque la democracia se está volviendo sin sentido y su voto no importa. Termina diciendo que la elección es como un juego en el que la gente siempre pierde al final.