El protagonista de estas letras es un rebelde que está decidido a enfrentarse a cualquier desafío que se le presente. Él es intrépido e inflexible, incluso cuando se enfrenta a amenazas y maldiciones. Se compara a sí mismo con un forajido rebelde que toma lo que quiere, incluso cuando no se le da. Él no envejece y sus cicatrices nunca cambian, mostrando que no es afectado por el tiempo. Rechaza la idea de estar encadenado o confinado y quiere que el mundo se incendie en su lugar. Ha sido desterrado y rechazado, pero la muerte no puede derrotarlo. Se ve a sí mismo como un mutante, despreciado por la vida y negado por la muerte. Al final, él no está ni muerto ni vivo, demasiado rebelde para el cielo y el infierno. Abraza el caos y desafía las expectativas de la sociedad.