La protagonista está esperando en la fila a su pareja romántica para pasar tiempo juntos, aunque sabe que existe la posibilidad de que él no elija estar con ella. Finalmente, van a un lugar tranquilo, toman algunas bebidas y cuando el momento parece adecuado, ella termina diciendo algo tonto como "te amo" y arruinando el momento. Ella sabe que él ha escuchado todas las frases cursis antes, pero para ella, es verdad y nunca se ha sentido más correcto. Ella pasa sus días practicando frases ingeniosas, pero decide que es mejor esperar hasta que estén solos juntos por la noche. Repite este patrón una y otra vez, arruinando el momento cada vez diciendo algo tonto.