El protagonista reconoce que ha tenido tendencias violentas en el pasado, pero promete controlar su ira y no volver a matar a nadie. Se refiere a sus manos como malvadas y con una mente propia, como si estuviera tratando de distanciarse de sus acciones anteriores. Se siente tentado por el diablo para actuar, pero sabe que no debería ir al centro de la ciudad y en su lugar bebe alcohol para sobrellevarlo. Les dice a todos que no se metan con él y que no morirá solo, lo que indica un sentido de orgullo y desafío. Sin embargo, también reconoce que quiere tener un buen momento y vivir sin violencia.