El protagonista reflexiona sobre cómo su pareja tenía razón al no ocultar o soñar con algo que no podía suceder. Reconoce que el miedo que ella sentía era por causa suya, y hubiera sido fácil separar sus caminos, pero tal vez él tenía razón al elegir vivir. La canción anima a vivir la vida al máximo sin miedo ni excusas, creando su propia locura, viviendo como Dios lo planeó, recordando lo que se perdió y estando dispuesto a arriesgarlo todo. En última instancia, se trata de escuchar al corazón y abrazar los altibajos de la vida.